¿El Dorado que tanto buscamos?
- Felipe Londoño
- Apr 27
- 5 min read
¿Y si siempre estuvo en nuestra propia biodiversidad?

¿Conoces el Museo del Oro? Quizás sí, pero ¿realmente sabes lo que representa? Más allá de sus piezas deslumbrantes, el museo revela un tesoro cultural y ambiental que muchos desconocen. Al explorar sus exhibiciones, encontramos no solo objetos de oro, sino también el reflejo de los saberes de las culturas indígenas que habitaron Colombia, quienes desarrollaron ingeniosos sistemas para vivir en armonía con el agua y la tierra. Entre estos se encuentra el sistema hidrológico Zenú, una red de canales y camellones que no solo irrigaba sus cultivos, sino que también equilibraba los ecosistemas acuáticos de manera sostenible.
Para los zenúes y los muiscas, el agua no era solo un recurso; era parte esencial de su vida, y la base de un sistema de seguridad alimentaria y ecológica. Este sistema anfibio, además de ser un regulador de las aguas, era una verdadera fábrica de alimentos. Los camellones se construían con los lodos fértiles de los ríos, y allí se cultivaban hortalizas y árboles frutales. Los peces y otras especies silvestres se beneficiaban de esta simbiosis perfecta: las frutas que caían al agua eran devoradas por los peces, mientras que los animales domésticos compartían el espacio con especies nativas. Este equilibrio natural aseguraba la prosperidad, permitiendo que estas culturas dedicaran tiempo y cuidado a las artes, como la cerámica y la orfebrería, que aún hoy nos asombran por su belleza y precisión.
Rescatar el pasado para imaginar el futuro: El proyecto en la Reserva Thomas van der Hammen
Inspirados en esta herencia de los pueblos originarios, el colectivo Zanjas y Camellones ha iniciado un proyecto de reconstrucción en la Reserva Thomas van der Hammen, gracias al trabajo de artistas, biólogos, historiadores y miembros de comunidades como María Buenaventura, Juliana Steiner, Diego Bermúdez y Lorena Rodríguez Gallo. Este colectivo está reviviendo un sistema ancestral de zanjas y camellones para explorar cómo podría adaptarse a nuestros paisajes actuales y restaurar nuestra relación con el agua. Este modelo, que hoy aplican en la reserva, es una muestra de cómo la tecnología indígena es capaz de revitalizar ecosistemas locales y conservar la biodiversidad.
Xochimilco y el legado de las chinampas: Un modelo que inspira
En este camino, miramos también hacia México y el sistema de chinampas en Xochimilco, un modelo de agricultura ancestral que persiste hasta hoy y sigue siendo relevante. Las chinampas, al igual que los camellones zenúes o muiscas, combinan agua y tierra, creando islas artificiales rodeadas de canales. Este sistema de cultivo y manejo de agua permite regular el flujo hídrico, conserva la fertilidad del suelo y alberga una diversidad biológica que enriquece el ecosistema.
Aunque existen diferencias en su construcción y propósito, las similitudes entre las chinampas de Xochimilco y los camellones de los pueblos originarios colombianos son sorprendentes. Ambos sistemas demuestran la viabilidad de combinar agricultura y conservación, manteniendo el equilibrio ecológico. En el valle del Teusacá, esta idea toma vida a través de la creación de humedales que funcionan como filtros naturales para mejorar la calidad del agua antes de que llegue al embalse de San Rafael. Un sistema de camellones podría permitirnos retener y purificar el agua de manera natural, recreando una versión del equilibrio que nuestros ancestros lograron en sus territorios.
Hacia un “Sendero de los Sueños” en el valle del Teusacá: Invitación a reflexionar y actuar
Imaginemos por un momento que el “Sendero de los Sueños” comience en el Museo del Oro. Este lugar, donde se preserva el legado dorado de Colombia, podría ser el punto de partida de un recorrido que invite a los visitantes a aprender sobre el manejo ancestral del agua. Invitamos al Banco de la República a ampliar su exhibición sobre el sistema hidrológico Zenú y a incluir los recientes hallazgos en la Sabana de Bogotá. Es fundamental que todos conozcamos este valioso legado, pues nuestra verdadera riqueza no está en el oro, sino en nuestra biodiversidad y en la sabiduría ancestral sobre cómo cuidarla.
La propuesta de un sistema de zanjas y camellones en el Teusacá, inspirada en nuestros ancestros, tiene el potencial de erradicar especies invasoras como el retamo espinoso, los pinos y eucaliptos, que no podrían prosperar en un entorno donde el agua y las plantas nativas como los juncos y las eneas son protagonistas. Además, este sistema incrementaría el litoral o borde del agua, un área clave donde se acumulan los nutrientes. Al multiplicar estos espacios, los camellones crean un hábitat ideal para aves migratorias, peces, anfibios y otras especies que encontrarían en estos humedales un refugio seguro.
Colombia: El país del agua y su tragedia
Colombia es una de las naciones con mayor riqueza hídrica en el mundo, pero también es uno de los países que más ha abusado de sus aguas. Si bien nuestra mayor riqueza son nuestras fuentes de agua, también es nuestra mayor tragedia. Durante décadas, hemos maltratado nuestros ríos, humedales y quebradas, imponiendo sistemas de drenaje, canalización y embalses que alteran el ciclo natural del agua. El sistema de camellones ofrece un enfoque radicalmente diferente: en lugar de pelear contra el agua, la cultivamos, la sembramos, la cuidamos.
Es un llamado urgente en estos tiempos de cambio climático y escasez de agua, cuando nuestra relación con este recurso debe transformarse. La forma en que nuestros ancestros “acariciaban” el agua, reteniéndola y permitiendo que fluyera en armonía con la tierra, nos enseña que es posible un manejo sostenible y respetuoso. Este conocimiento ancestral, que hoy recuperamos en la Reserva Van der Hammen, es un recurso invaluable que necesitamos explorar y adoptar a mayor escala.
Invitación a la acción: Un futuro donde el agua sea nuestro verdadero tesoro
Invitamos a las autoridades ambientales, a los científicos, a las comunidades, y a cada colombiano a que se sumerjan en este proyecto. Es una invitación a reflexionar sobre nuestra responsabilidad con el agua, un recurso que define nuestro presente y futuro. A través del “Sendero de los Sueños” y del sistema de camellones en el valle del Teusacá, tenemos la oportunidad de mostrar al mundo cómo un país rico en agua puede liderar el camino hacia un futuro sostenible.
Poco a poco, te iremos contando más sobre este proyecto, sobre los avances en el valle del Teusacá y los desafíos que enfrentamos en el camino. Cada zanja y cada camellón en la Reserva Van der Hammen y en el Teusacá representan no solo una estructura de tierra y agua, sino un símbolo de una nueva relación con la naturaleza. Queremos que seas parte de este recorrido y que juntos celebremos y cuidemos nuestro verdadero “Dorado”: la biodiversidad de Colombia y la sabiduría para vivir en armonía con ella.